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Arte & Cultura

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ETAPA 8: ARDESIO-CASTIONE

Villa d’Ogna

Villa d'Ogna se encuentra en la confluencia del Ogna en el Serio, en la margen izquierda orográfica de este último, a unos 33 kilómetros al noreste de la capital oróbica. Los orígenes del pueblo se remontan, como gran parte de las aldeas vecinas, a la época romana. De hecho, en ese período histórico, el alto valle Seriana fue el centro de un gran desarrollo tanto económico como demográfico, gracias al descubrimiento de algunas minas de hierro que llevaron a una primera "colonización" de los territorios. Estos asentamientos crecieron notablemente durante la Edad Media, cuando el pueblo de Villa d'Ogna se hizo famoso por las numerosas actividades presentes en su territorio. En primer lugar, era renombrada la producción de lana, que daba lugar a la elaboración de un tipo de tejido muy preciado y utilizado por los ejércitos, denominado Panno grosso bergamasco. Además, el pueblo se hizo conocido tanto por la producción de clavos, construidos con el hierro extraído de las minas cercanas, como por sus papeleras, movidas por la fuerza del torrente Ogna. Todas estas situaciones, unidas a la relativa tranquilidad de la que gozaba el pueblo, llevaron a una condición de bienestar a buena parte de la población. A nivel administrativo, el pueblo de Villa d'Ogna fue propiedad de los obispos de Bérgamo desde el siglo XI, de quienes obtuvo su autonomía en el transcurso del siglo XVII. Sin embargo, la escisión provocó también una prolongada disputa sobre la definición de los límites con el vecino municipio de Piario, situación que se prolongó durante casi 150 años, hasta los albores del siglo XIX. En 1929 se constituyó el municipio de Villa d’Ogna, con los suprimidos municipios de Oltressenda Alta, Oltressenda Bassa y Piario. En 1958 se reconstituyeron los municipios de Oltressenda Alta y Piario. Los sucesivos acontecimientos históricos no involucraron directamente al pueblo, que mantuvo su tranquilidad hasta el siglo XX, viviendo de la agricultura y la ganadería.

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Piazza di Ogna

La histórica Piazza di Ogna es una de las más antiguas y sugestivas del Valle Seriana y representa el símbolo de los orígenes del pueblo. Muchas son las teorías sobre la formación del asentamiento, pero la que más nos sugiere es la leyenda que remonta sus orígenes a las invasiones bárbaras del siglo V a.C. con los primeros asentamientos hunos enviados directamente por Atila para trabajar en las minas de hierro y que luego decidieron establecerse en la desembocadura del torrente Ogna.

La plaza representa una pequeña joya de arquitectura rural circunscrita por viviendas con balcones en típico estilo rústico del valle. Los edificios más antiguos datan del '400.

Clusone

Piazza/Torre dell’orologio: data 1583 el majestuoso reloj planetario de P. Fanzago

Pietro Fanzago y su reloj

 

1583-2022, cuatro siglos y medio aproximadamente, no son pocos para un reloj, como el de Clusone que aún hoy funciona con precisión cronométrica.

Su cuadrante es asombroso y no solo por las decoraciones absolutamente valiosas, sino también porque el círculo exterior revela sorpresas: no está dividido en las clásicas 12 partes, sino en 24 y las manecillas giran en sentido antihorario. Pero las particularidades no terminan aquí: observándolo atentamente es posible leer información sobre el signo zodiacal, el día, el mes, las fases de la luna y del sol, así como la duración de las horas de luz y de oscuridad.

Mucho nos dice el dístico (sobre el cual encontramos además de la firma “PETER FAN.GO OPER.F.INGENS”, es decir, Obra grandiosa de Pietro Fanzago, la fecha de ejecución: “1583") posicionado bajo la “muestra“ del Reloj: “SIDERA VIX ALII OSCURA RATIONE MOVERI: FANZAGUS MANIBUS, LUMINIBUSQUE PROBAT" (Algunos con dificultad creen que las estrellas se mueven por razón oscura: Fanzago lo prueba con sus manos y su intelecto).

Con estas palabras Pietro Fanzago resume sus intenciones científicas, aquellas que lo llevaron a diseñar y construir ese Reloj planetario que desde hace ya cinco siglos marca ininterrumpidamente el fluir del tiempo clusonense.

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Pietro Fanzago, es conocido por sus obras de ingeniería mecánica, pero debe su fama sin duda al Reloj planetario de Clusone, el único que diseñó y construyó. La peculiaridad del Reloj no solo deriva de ser uno de los más antiguos de su tipo aún en funcionamiento, sino también de la relativa simplicidad con la que se realizó su mecanismo, en armonía con el movimiento del Sol, la Luna, la Tierra y las constelaciones del Zodiaco.

Todo comenzó con una carta, fechada en 1575, con la que Pietro Fanzago, “deseoso de no ocultar el talento que me ha dado el Señor Dios” ofrecía a la “Magnífica Comunidad”, la oportunidad de dotar también a Clusone de un gran Reloj Planetario: “una raza la cual será de mucho honor... porque yo la haré que no solamente mostrará las horas... demostrará el movimiento del sol, el aumento y disminución de la luna... qué días tendrá la luna día a día... en qué signo del zodiaco se encuentra la luna y el sol... descubrirá cuando la luna y el sol entran en los solsticios... el aumento y disminución del día y de la noche. Mostrará los días del mes... el planeta corriente cada día. Golpeará las horas y los cuartos... la letra dominical y la indicación de notarios...”.

En otras palabras: orientación cardinal, minutos, horas, días, meses, fases lunares y horóscopo se encuentran todos dentro de un perfecto mecanismo, medido y funcionando, que Fanzago manejaba bien tanto como los mecanismos del reloj. Con una única aguja el reloj indica (ya que también los 3 discos concéntricos giran): las horas, los días, los meses, los signos del zodiaco, la posición del sol y de la luna y la duración de las horas de sol y de oscuridad. El único fijo es el disco más externo de las horas (con un diámetro de 3,50 m).

 

A raíz de la carta de Pietro, en 1580, el Consejo de Valle decidió colocar un reloj en la torre del Palacio encargándole la tarea. La obra se concluyó en 1583.

No sorprende el hecho de que Clusone pudiera permitirse no solo un reloj, sino incluso uno astronómico: en ese tiempo, el pueblo era rico por los comercios y los tráficos, ligados sobre todo a Venecia y al Norte de Europa, en una de cuyas rutas se encontraba el burgo.

Clusone, además, gozaba de un estatus especial frente a la Serenísima, teniendo un cierto grado de autonomía, sancionado en sus propios estatutos, para dirimir cuestiones que no fueran de máxima importancia.

Clusone entonces tuvo, bajo la República Veneciana su período de mayor esplendor artístico, cultural y comercial, así como una gran prosperidad económica.

Pietro Fanzago era hijo de Antonio Marino, hábil fundidor (había fundido, entre muchas, las campanas del Campanone de Bérgamo) y descendiente de una de las familias más antiguas e ilustres de Clusone que contaba con hombres de ciencia y cultura, diplomáticos, literatos, médicos, artistas, mecánicos, arquitectos e ingenieros así como, como decíamos respecto a Antonio Mario, hábiles fundidores de metales. Pietro, de alguna manera heredero del arte paterno (a él se debe ciertamente la fundición de muchas campanas no solo en la provincia de Bérgamo), se distinguió sin embargo por sus obras de ingeniería mecánica y en particular por los estudios de matemática e ingeniería.

A Pietro entonces se le encargó el Reloj Planetario para colocarse en la antigua torre del reloj (cuya probable fecha de construcción, el 1008, coincide con la del completamiento del adyacente Palacio Comunal).

La nueva “raza” (así se llamaban los grandes relojes de torre, el término derivaba de rayo que indicaba la aguja que, típicamente, en los relojes públicos tardomedievales y renacentistas estaba constituida por un rayo de mayor longitud respecto a un sol central o, como en nuestro caso, por una vara que llevaba un disco metálico representando un sol) iba a sustituir a la existente “casi rota”; en la torre entonces ya existía un reloj, probablemente mucho más pequeño y sin la “muestra”. Para completar la fachada de la torre, en armonía con la “muestra” del reloj se realizaron valiosos frescos.

La simplicidad de todo el complejo mecánico del Reloj es el fruto de geniales cálculos de matemática, mecánica y astronomía condensados en una única joya renacentista

En realidad como en su importante volumen: “El reloj planetario de Clusone” (1983) escribe Guido Bonandrini, pocos saben que el reloj sufrió varias modificaciones a lo largo del tiempo.

Cabe decir que Fanzago no pudo haberlo construido en 1583 tal como se observa ahora. Las modificaciones más importantes se realizaron hacia finales del siglo XVII, y, entre ellas, la sustitución del balancín (la parte más importante del mecanismo) por el péndulo; a estas siguieron toda una serie de otras modificaciones que se concluyeron hacia finales del siglo XVIII.

El reloj tiene una autonomía de unas treinta horas, por lo que es necesario cargarlo diariamente; cuando el reloj se detiene por algunas horas o incluso por algunos días, no es suficiente cargarlo, sino que también es necesario registrarlo, de modo que la “muestra” recupere todo el tiempo perdido en el período en que ha estado detenido. Con esta maniobra manual se llevan a la posición correcta la hora, el mes, el zodiaco, la longitud de la noche, las fases lunares y la relativa edad de la Luna expresada en días lunares.

LA GRAN MUESTRA DEL RELOJ

Comprende un cuadrado más externo (la “Rosa de los Vientos”) y, en su interior, el “Anillo Horario” que a su vez contiene la “muestra” propiamente dicha o “Cuadrante del Reloj”.

La “muestra” o cuadrante del Reloj

La “muestra” entendida como cuadrante tiene una parte móvil compuesta por dos coronas circulares concéntricas y un disco, parcialmente superpuestos uno sobre otro. Se mueven en sentido antihorario. El tercer disco, a diferencia de los otros, que tienen un grosor de pocos milímetros, tiene un grosor de 4 centímetros. En su interior encontramos engranajes sostenidos por soportes especiales y un delgado disco de cobre dorado que sirve para indicar las “lunas”.

La “Primera corona circular” es la mayor de la “muestra” y está dividida en tres franjas circulares: en la primera (la más externa) están marcados los meses del año; la siguiente (concéntrica) representa los signos del zodiaco, la tercera, la más interna, en negro (ya que quiere representar la noche) presenta números romanos que van del VIII al XV e indica la duración en horas de la noche.

La “Segunda corona circular” concéntrica sostiene el “Índice maestro” que marca las horas, los meses, la longitud de la noche, la posición del Sol en el Zodiaco y, en consecuencia, los Solsticios y los Equinoccios y la inclinación de los rayos solares hacia la Tierra a lo largo del año.

El “Tercer disco”, situado en el centro de la “muestra” (el que tiene un grosor de 4 centímetros) gira también en sentido antihorario, tiene dos pequeñas flechas que indican: el firmamento celeste (de color celeste), los “aspectos” (las varias líneas rectas en oro que agrupan estrellas y planetas o grupos de constelaciones), la Tierra (una estrella de ocho puntas en el centro del disco) y la Luna representada por una ventanilla circular en el lado derecho del disco. Las dos pequeñas flechas en el borde del disco marcan una los días de la edad de la Luna y la otra los días de la Luna menguante.

Todo el sistema está en relación con el firmamento o las constelaciones representadas por los signos zodiacales.

 

La rosa de los vientos (el cuadrado más externo que encierra la “muestra”)

Ante todo tratemos de entender cómo el Reloj ha sido colocado en relación con el Sol, la Luna, la Tierra y todos los astros. Mirando la gran “muestra” del Reloj el observador encuentra frente a sí el punto cardinal Norte (“Tramontana- Borea Norte”) como se lee en la parte superior; en la parte opuesta el Sur (“Ostro Mediodía”) a la derecha Este (“Levante- Oriente”) a la izquierda Oeste (“Poniente- Occidente”):

El fresco que encierra la gran “muestra” reproduce ocho cabezas aladas que parecen soplar hacia el centro, es decir, hacia la Tierra. A los cuatro vientos principales se añaden los cuatro colaterales: “Greco, Maestro Garbino y Scirocco”. La reunión en el centro es “La Rosa de los Vientos”. El fresco quería entonces ofrecer al observador las coordenadas referidas a los vientos principales; desafortunadamente a lo largo de los siglos también esta parte pintada ha sufrido manipulaciones, retoques y superposiciones. Los frescos originales situados bajo la “muestra”, Garbino, Ostro y Scirocco, han sido sacados a la luz gracias a las restauraciones realizadas en 1973.

El anillo horario (en el centro del cuadrado externo y concéntrico al cuadrante)

La gran franja blanca se llama “anillo horario” y lleva, marcadas con números romanos las 24 horas del día y es la única parte fija de toda la “muestra”. Tiene un ancho de 71,5 centímetros. A aproximadamente la mitad de la flecha, o “índice de las horas”, encontramos una pequeña cara radiante de cobre repujado dorado que representa el Sol. Todo el complejo hace referencia al SENTIDO ANTIHORARIO según un ciclo que dura las 24 horas del día. Fanzago ha realizado su Reloj con el movimiento antihorario de modo que el gran “índice” señalara idealmente en cada momento la posición del Sol.

DANZA MACABRA,1485

La Edad Media no conoce, sino a partir de la segunda mitad del siglo XIII, una iconografía de la muerte, entendida como iconografía de lo macabro y visualización de la descomposición material del cuerpo humano.

Una época como el siglo XIII se caracteriza por profundas transformaciones sociales que dan origen a nuevas clases, por la difusión del bienestar económico a través de las riquezas afluentes de Oriente con las Cruzadas, por el énfasis puesto también por las nuevas Órdenes mendicantes en las necesidades terrenales del hombre cristiano, por el primer desarrollo de teorías científicas que recuperan el pensamiento árabe. Una época como esta, no por casualidad, ve el nacimiento de una iconografía de la muerte, de la metamorfosis física, que se vuelve cada vez más importante para representar una nueva fuerza en el pensamiento medieval.
La iconografía de la Muerte, la más conocida, la más difundida en Europa, tanto en textos escritos como en textos figurativos, así como en representaciones públicas es la Danza macabra.

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La iconografía canónica de la Danza ve a los individuos, caracterizados por lo que los ha distinguido durante la vida (belleza, riqueza, poder, juventud, etc.), bailar con su propio esqueleto: una especie de 'catálogo' de las tipologías humanas, también en este caso niveladas por la inevitable identidad de sus esqueletos.

La Danza macabra en su forma usual proporciona los primeros testimonios figurativos alrededor de 1400.


El vasto fresco, que se encuentra en la fachada del Oratorio dei Disciplini en Clusone, es de gran
importancia en la historia del arte, porque en él están presentes los tres temas del macabro desarrollados por la iconografía tardomedieval, desde el siglo XIII al XV: el Encuentro de los tres vivos y los tres muertos; el
Triunfo de la Muerte, la Danza macabra. En el tímpano, en la parte superior, el primero de los sujetos está representado
a la izquierda, mientras que en el centro, de un sarcófago, surgen tres esqueletos, uno de ellos, coronado y con capa, sostiene dos carteles con inscripciones: a la izquierda “Gionto per nome chamata morte ferisco a chi tocharà la sorte non è homo così forte che da mi non po’ schapare” y “Ognia omo more e questo mondo lassa che ofende a Dio
amaramente passa 1485”; a la derecha: “Gionto la morte piena di equaleza solo voi ve volio e non vostra richeza e digna sonto da portar corona perche sinorezi ognia persona”.
Los dos esqueletos laterales golpean a los hombres con arco y flechas y con arcabuz. Dentro del sarcófago yacen un Papa y un dignatario, sobre ellos reptan pequeñas serpientes, mientras que sapos y escorpiones se vislumbran en el fondo. Alrededor del sarcófago hay gobernantes y prelados, por lo tanto, los grandes poderosos de la tierra, tanto laicos como eclesiásticos; otros personajes ofrecen dones a la Muerte en el vano intento de sustraerse a ella: un monje ofrece un anillo, un dogo una bandeja de monedas, un caballero una corona; un rey habla con un judío.
Toda la franja inferior está ocupada por la Danza macabra, con la inscripción: “O
ti che serve a Dio del bon core / Non havire pagura a questo ballo venire / Ma alegramente vene e non temire / Poi chi nase elli convene morire.”
Participan en la Danza una dama con un espejo, un disciplino, un campesino con alforja y bastón, un posadero (o quizás un alquimista), un soldado, un comerciante, un estudiante con un pergamino.
El fresco se atribuye al pintor bergamasco Giacomo Borlone y está fechado en 1485.

Fondazione Fantoni - Casa Museo- Via Andrea Fantoni, 1, 24020 Rovetta BG

La antigua casa-taller de los escultores Fantoni está situada en el centro histórico de Rovetta. Conserva un riquísimo patrimonio de obras y testimonios artísticos y documentales derivado de la actividad de las diferentes generaciones de artistas de la familia.

La Fundación Fantoni fue instituida el 14 de noviembre de 1968 por el Dr. Giuseppe Fantoni. Tiene como principales finalidades la conservación, el estudio y la promoción del patrimonio de arte e historia recibido en legado, que es en gran parte resultado de la actividad pluricentenaria del taller de los escultores Fantoni de Rovetta.

Recoge las obras producidas a lo largo de los siglos por la familia de talladores, escultores y arquitectos de los Fantoni (Fantonum de Rascarolo), entre las cuales se encuentran las del escultor Andrea Fantoni (1659 – 1734)

En la casa museo Fantoni se conservan desde hace siglos pergaminos, libros y registros antiguos, correspondencia, memorias, contratos, dibujos, bocetos y modelos de madera y de arcilla, así como semielaborados y algunas obras de madera o de mármol y los retratos al óleo de los antepasados.

Particularmente interesantes son los bocetos y los modelos de arcilla o de madera porque son modelos de primera inspiración para la ejecución de obras y muy variados como tipología, desde el elemento decorativo, al particular arquitectónico, a la estatuaria.

El patrimonio artístico de la Fundación Fantoni cuenta con dibujos, obras en madera y en mármol, modelos en terracota, madera y yeso y pinturas.

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Deriva principalmente de la producción fantoniana del siglo XVII y XVIII, que cuenta con un número excepcional de realizaciones sagradas y profanas, difundidas en el territorio de Bérgamo y Brescia, con un repertorio que abarca prácticamente todo tipo de mobiliario religioso e imagen devocional y que llega a abordar la gran escala arquitectónica con el diseño y la ejecución de algunos edificios eclesiásticos.

En las colecciones gráficas, además del corpus fantoniano, ligado a la producción del taller de escultura (siglos XV - XIX), se conservan fondos provenientes de otros ambientes artísticos, que entraron con el fin de actualizar los repertorios del taller durante su actividad y se incrementaron posteriormente por las ambiciones coleccionistas de algunos miembros de la familia. En las colecciones plásticas se cuentan principalmente modelos y obras elaboradas por las diferentes generaciones de maestros Fantoni entre el siglo XVI y XVIII. Las colecciones artísticas también incluyen una galería de retratos de los miembros de la familia Fantoni, una colección de pinturas datadas entre los siglos XVI y XVIII y muebles de época. A estas colecciones se suma un fondo, de interés principalmente histórico, constituido por un riquísimo archivo histórico que conserva memorias y documentos relativos a las obras fantonianas y sus procesos de producción: libros maestros relacionados con la actividad y la gestión económica del taller, contratos de trabajo, epistolarios y noticias.

El fondo archivístico se completa con una pequeña biblioteca histórica y una colección de pergaminos que datan de los siglos XIV al XVIII relacionados con la historia local.

Castione della Presolana

Castione della Presolana es un municipio situado a las faldas de la Presolana y del Monte Pora, se encuentra en una posición abierta y soleada sobre una amplia terraza ubicada sobre el valle de Tede, el territorio pertenece a la cuenca hidrográfica del torrente Borlezza que vierte sus aguas en el lago de Iseo.

El municipio está conectado con el Valle de Scalve, a través del Giogo della Presolana, donde se encuentra el pueblo de Colere, situado en la ladera norte de la misma Presolana.

Castione della Presolana se encuentra a 1000 metros de altura, entre bosques de abetos, hayas y pinos centenarios, al pie del Macizo de la Presolana que alcanza los 2521 metros. Situada en un amplio valle siempre soleado, su territorio forma parte de la cuenca hidrográfica del torrente Borlezza, afluente del lago de Iseo.

Su clima es típicamente montañoso, con temperaturas frías en invierno y templadas durante el verano. Todo el territorio de Castione ha estado habitado desde tiempos muy antiguos, por los Camuni. Se han encontrado sepulturas de la edad del cobre y del hierro, respectivamente, en el Valle dei Mulini y en la localidad de Castello.

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La zona es ocupada por los Romanos y luego por los Galos. En la Edad Media forma parte de las posesiones del monasterio de S. Martino di Tours y posteriormente del obispo de Bérgamo. Batallas entre feudos y nobles casas locales caracterizan el período hasta el siglo XV, cuando el territorio pasa a manos de la República de Venecia, hasta 1797. Sigue un breve período de ocupación francesa y el dominio de los Austriacos, dentro del Reino Lombardo-Véneto. Y desde 1859 forma parte del Reino de Italia.

A principios de 1900, se inicia la vocación turística. La economía de Castione della Presolana se basa sobre todo en las actividades relacionadas con el turismo, pero están presentes la agricultura y la ganadería, así como industrias de transformación, en particular láctea. También existe el sector de procesamiento de madera y de fábricas de muebles.